23.6.08

Buscando la partícula de Dios

El año 2008 será, sin lugar a dudas, uno de los más importantes para la ciencia, especialmente para la física de partículas, pues a mediados de julio se espera tener los primeros experimentos en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC por sus siglas en ingles). Éste será, sencillamente, el acelerador de partículas más grande del mundo.

¿Qué implica esto? Pues bien, desde el punto de vista científico, esperamos tener respuestas a preguntas fundamentales desde hace muchos años; quizás la más importante sea la existencia de la presunta “partícula de Dios”, o el bosón de Higgs en términos más académicos. A esta partícula se le achaca la fuerza de gravedad, y de existir completaría la tabla periódica de partículas elementales propuesta por el “modelo estándar”; que es la teoría física mas aceptada en cuanto a partículas elementales se refiere. De no existir, en pocas palabras, muy buena parte de la física que se ha venido haciendo desde hace casi un siglo estaría en problemas y tendría que ser reformulada.

Independientemente de la existencia de la “partícula de Dios”, los experimentos que tendrán lugar en el LHC también nos darán respuestas acerca del origen del universo, pues el aparato está diseñado para alcanzar energías cercanas a las que existían unos instantes después del Big Bang. Energías que jamás se han alcanzado. Esto nos dará un mapa mas completo sobre qué pasó en esos momentos; nos dirá qué partículas existían y cómo interactuaban entre sí. Los niveles de energía que se pretende alcanzar en el LHC son de 7 Tera eV. Para tener una idea de lo que esto significa, pensemos que las energías de estas partículas (protones y otras), en condiciones normales, se miden en eV o decenas de eV. Es decir, las partículas aceleradas por el LHC van a tener aproximadamente 7 billones (millones de millones) de veces la energía que tendrían en su ambiente natural. Antes del LHC, las energías mas altas alcanzadas habían sido de 50 Giga eV, 140 veces inferiores, por lo que los experimentos que veremos están, por decirlo coloquialmente, en una liga que nunca hemos visto. El nivel de energías pretendido por el LHC también aclarará preguntas acerca de la materia oscura y la energía oscura, temas íntimamente ligados al origen del universo.

Físicamente, el aparato es una gran dona de 27 kilómetros de circunferencia y que está a una profundidad aproximada de 100 metros bajo la superficie terrestre; está localizado al pie de los Alpes, hospedado por el Centro Europeo de Estudios Nucleares (CERN por sus siglas en francés), a las afueras de Ginebra, en la frontera entre Suiza y Francia.

El LHC también es un gran ejemplo de lo que es capaz la humanidad trabajando unida. Para la realización del proyecto, se requirió participación de prácticamente toda la comunidad europea más Japón, Estados Unidos, Rusia, India, Israel y Turquía. La idea original data de 1980, pero su construcción fue aprobada hasta 1994 y el apoyo de Japón, que fue clave para su continuidad, se dio en 1995. La construcción de los túneles y sótanos se comenzó en 1998 y los primeros elementos propiamente del LHC se comenzaron a instalar en el año 2000. Este gran proyecto comprende varios detectores en los que se medirán diferentes características de distintas partículas. Entre los detectores podemos mencionar a ALICE, a TOTEM y a ATLAS, que ocupan un sótano tan grande que podría albergar a la propia catedral metropolitana.

Sin lugar a dudas los resultados de este experimento serán esperados con ansiedad, pues podrían cambiar la concepción física que tenemos de nuestro universo, y consecuentemente nuestra tecnología.

Para mayor información del proyecto, visite la página oficial:

http://lhc.web.cern.ch/lhc/