15.12.08

Un Dinosaurio Gallina de la Argentina

Durante muchos años, se ha tenido la hipótesis de que en los animales que tienen más relación con los dinosaurios son las aves. Se piensa que un grupo de dinosaurios pequeños comenzó a tener plumas hace 150 millones de años; posteriormente las plumas facilitaron el desarrollo de las alas y finalmente los animales se diversificaron en las aves que vemos actualmente. De acuerdo a esta hipótesis, las aves más primitivas, y por ende más similares a sus predecesores dinosaurios, son las que no pueden volar, como las gallinas.

Un hallazgo reciente (septiembre de 2008) en la Argentina reveló más pruebas para sustentar esta teoría. Se encontró el fósil de un dinosaurio carnívoro de aproximadamente 10 metros de cabeza a cola, con indicios de haber tenido un sistema respiratorio similar al de las aves de la actualidad. El hallazgo fue un logro conjunto de la Universidad de Michigan (EEUU), Nacional de San Juan (Argentina) y McGill (Canadá). El equipo fue liderado por el doctor Jeffrey Wilson de Michigan.



El sistema respiratorio de las aves es diferente al resto de los animales terrestres, en lugar de pulmones nada más, tienen un conjunto de bolsas que pueden inflar para propiciar mayor flujo de aire es sus pulmones; esto también ayuda a que puedan volar. Los huesos del dinosaurio encontrado, muestran rastros de dichas bolsas. Al dinosaurio de le llamó “aerosteon ricoloradensis”, del griego huesos de aire y del río Colorado pues es sus cercanías se encontró.

La siguiente pregunta a resolver es ¿porqué evolucionó de esa forma? Es decir, ¿qué ventaja le daba ese tipo sistema respiratorio? El grupo de científicos tienen tres hipótesis: Primero, este animal era un predador, necesitaba moverse ágilmente para poder atrapar a sus presas. Un sistema respiratorio más eficiente sería de gran ayuda. Segundo, si bien esta modificación no serviría para volar, sí reduciría la masa corporal en la parte superior; lo cual, como a los futbolistas o hockeyistas bajitos, ayudaría a tener más control en sus movimientos drásticos, haciéndolo un predador más eficaz. Finalmente, este cambio ayudaría a liberar el calor excedente. Pensemos que las aves no tienen glándulas sudoríparas, por lo que precisas otro tipo de mecanismos para mantener su cuerpo en una temperatura óptima después de agitarse.

Cualquiera de las tres hipótesis, o cualquier combinación entre ellas puede haber sido determinante para la evolución de estos animales. Sin lugar a dudas es interesante ver otro eslabón en la complicadísima evolución y continuar con sus misterios. De lo que sí estamos seguros, es que en la actualidad podemos ver en la Argentina parvadas de rheas (avestruz nativa de Sudamérica) que corren a cerca de 180 km/h ya sea para perseguir marmotas o para huir de gauchos con boleadoras.

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