4.9.09

Juan del Monte

Recuerdo mis épocas de explorador infante, puberto y ya más grandecito; en el desierto potosino, en la sierra de Puebla/Veracruz, en la Huasteca hidalguense o mi favorita, en las montañas alrededor del DF (el Telapont y el Ventorrillo en particular). Lugares totalmente diferentes, pero en todos ellos escuché historias sobre “Juan del Monte”.

Cuentan los niños y viejos, que cuando uno se pierde, y un poco desesperado, camina queriendo regresar a camino conocido, se hace presente Juan del Monte; sin que lo veas, te regresa al lugar donde comenzaste a caminar. Dicen en Majagual, Quintana Roo, que es porque la selva no te quiere, y te la juega difícil.

A mi me parecía una historia digamos romántica, pero poco creíble y más bien atribuible al desconocimiento del lugar por parte del caminador. Pero al doctor Souman del Max Planck Institute de Alemania, no le pareció suficiente con ver al fenómeno como un incidente curioso y lo estudió más a fondo.

Souman reclutó un grupo de aventados exploradores, le colocó un GPS en la mochila y les dijo: anden derecho, que yo los veo. Los liberó, cual tortugas recién nacidas, en el Sahara y en un bosque alemán. El terreno era desconocido para los andarines. Los resultados fueron interesantes: cuando el sol era visible podían caminar prácticamente en línea recta, aunque con ciertas desviaciones. Pero si no había una referencia clara, caminaban en círculos o dando bandos… todos. En estadística es bien sabido que una trayectoria totalmente aleatoria en dos dimensiones (como caminar sobre la tierra), siempre regresa a su lugar de origen: Juan del Monte.

Posteriormente hicieron otro experimento, vendaron los ojos al andarín y le pidieron que caminara en línea recta. Les fue imposible, y no sólo eso, caminaban en círculos con radios tan pequeños como 10 metros. Podían “caminar derecho” y casi estar dando vueltas en el círculo central de una cancha de fútbol (9.15 m).

La conclusión de Souman y su grupo de investigadores es que nuestro sistema motriz acumula cierto “ruido” o “interferencia” y le es imposible mantenerse en una dirección fija sin estar constantemente retroalimentándose de alguna referencia.

Para Souman y sus amigos, avanzaron en sus estudios sobre esta “interferencia” interna. Para nosotros, entendimos un poco más a “Juan del Monte”, ¡Que no por eso deja de existir!
Curr. Biol. doi:10.1016/j.cub.2009.07.053 (2009)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Encantador artículo, ¡felicidades!