27.5.10

La alternativa a la alternativa

     En estos tiempos en que tanto se habla del cambio climático y todos los demonios que lo acompañan, es importante enterarse de las alternativas que existen para remplazar los métodos de generación energética que se han venido usando. Una cosa es lo que se dice de ellas cuando están en el laboratorio, y otra muy diferente su uso práctico. He de aclarar, aunque seguramente ya lo sabe, lector culto, que no existe la perfección. Todas las formas de generar energía tienen un costo de una u otra forma, las hidroeléctricas modifican drásticamente el ecosistema, las nucleares tienen desechos peligrosísimos, los derivados del petróleo emiten muchos gases, las celdas solares contienen materiales altamente tóxicos y los aerogeneradores sólo funcionan cuando hay viento, y son muy molestos para la gente que vive cerca de ellos (el ruido constante y en algún momento del día, cuando la sombra da hacia la casa, es como si se prendiera y apagara la luz cada tres segundos, esta es en serio la principal queja en países que lo han implementado en cantidades significativas).

            Para sustituir la gasolina de los coches se ha hablado de varias alternativas: las celdas de hidrógeno (aunque en realidad son baterías, no generadores) y el biodiesel principalmente. El biodiesel va ganando la carrera principalmente por tres razones: primero, las modificaciones a los motores actuales, y por lo tanto a la industria actual, son mínimas, segundo, genera más energía en menos tiempo, lo que permite que los coches puedan acelerar como lo hacen ahora, y tercero, ya se usa en Brasil y Argentina. En cuanto a contaminación, es debatible pues las celdas de hidrógeno son baterías. Además en realidad este factor no preocupa demasiado ni a la industria, ni al inversor, ni al consumidor cuando se trata de su dinero. Sin embargo sí existe un factor que no es tan fácil de ignorar, sobretodo en países como México; para generar biodiesel necesitamos insumos que normalmente se usan para generar alimentos, llámese campo y agua. Sería perverso aumentar el precio de los alimentos por usar biodiesel. Pero el doctor Jay D. Keasling y un grupo de colaboradores principalmente de la Universidad de California en Los Ángeles y en Berkeley han desarrollado una alternativa para esta fuente de energía… alternativa.

            El doctor Keasling ha encontrado una forma de modificar genéticamente a la bacteria escherichia coli para procesar hemicelulosa y obtener diversos compuestos químicos como alcoholes grasos, ceras y una molécula que funciona igual que el diesel normal, lo podríamos poner en los tanques para diesel que existen hoy. Otro aspecto importante de esta investigación, es que la hemicelulosa se encuentra en la fibra de las plantas; de modo que podríamos usar, por ejemplo, lo que sobra de la cosecha del maíz en lugar del maíz mismo. Además, el biodiesel generado por este proceso tiene 85% menos emisiones que el diesel normal.

Al principio del artículo dije que la perfección no existe, pero bien podemos ver que este método se acerca bastante. Esperemos ver su evolución como tecnología y su llegada al consumidor. En los próximos años, veremos un incremento en los coches que usan diesel. Seguramente también serán híbridos.

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