27.5.10

Patas de ADN

    Como he mencionado antes, estamos viviendo una revolución genética. No existe área de la ciencia que este siendo relacionada de una u otra forma a los códigos genéticos o a las biomoléculas que lo codifican, es decir los ácidos nucléicos, ya sea en forma de ADN, ARN o cualquiera de sus variantes. La robótica no es la excepción, y como prueba, la revista Nature de esta semana publica dos artículos en los que se habla de pequeñísimos “robots” (nanobots los llaman) hechos de una proteína en la “cabeza” y “patas” de ADN. Pero para llegar a estos nanobots, primero se tuvieron que desarrollar ciertas técnicas que aunque no se supiera a ciencia cierta para que serían útiles, siempre fueron muy interesantes.

    La primera que mencionaré, es la del origami de ADN, que consiste en doblar secciones de ADN en planos de dos dimensiones, o sea sólo una molécula de ADN de profundidad. Fue usando esta técnica que se hizo la famosa cara feliz de la foto que acompaña al artículo, publicada también en Nature en el 2006 por Paul Rothemund, a quien se le atribuye la creación de esta técnica

    Otra  técnica que podríamos decir fue primero desarrollada por la naturaleza, y ahora sólo intentamos copiar, es la de los caminadores. Dentro de cada una de nuestras células tenemos una red de fibrecillas que cubre la totalidad del interior celular, se llama citoesqueleto y por él “caminan” ciertas proteínas que transportan nutrientes y partes necesarias para el funcionamiento de la célula. Hasta cierto punto ya se había podido imitar el funcionamiento de estos nanobots de la naturaleza, pero con muy poco control sobre ellos.

     Los estudios publicados esta semana en la revista Nature, combinan estos dos aspectos. Usan el origami de ADN para construir un plano por el que pueden  caminar los nanobots de forma determinada, sólo que en lugar de usar ciertas proteínas para moverse, como sucede en la naturaleza, les han puesto cuatro patas de ADN, una para anclarse al plano y tres móviles. El primer diseño fue desarrollado por el doctor Seeman y sus colaboradores de la Universidad de Nueva York y el modo de andar consiste en el reconocimiento del extremo de una pata del robot (que no está en forma de hélice, sino de media hélice sin completar) por un punto en el plano; cada paso que da, va separando el ADN del plano, por lo que el camino sólo puede ser usado una vez. Por el contrario, la técnica, desarrollada por el doctor Hao Yan de la Universidad estatal de Arizona, usa una serie de “dobleces lógicos” en el origami de ADN, que quieren decir “vuelta a la derecha”, “alto” y cosas por el estilo, por lo que el camino puede ser usado en múltiples ocasiones.

     Independientemente del uso que se les pueda llegar a dar, ambas técnicas son muy interesantes y nos hacen pensar que tanto podemos controlar la naturaleza a esos niveles.

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