27.5.10

Vergüenza Climática (Climate Shame)

La cumbre de Copenhague ha resultado ser, por donde se le vea, un fracaso. Desde los primeros días, los organizadores no se dieron abasto para atender a la cantidad de gente a la que le habían permitido acceso. Se dieron cuenta de que la cantidad de observadores era enorme y que todos los que habían pedido permiso, de hecho habían asistido. Su solución fue revocar el permiso a una buena cantidad de ellos, lo cual evidentemente no sentó bien y causó protestas. Los observadores se unieron a los manifestantes que de por sí había afuera de la cumbre.

Pero el verdadero fracaso de la cumbre no fue por parte de los organizadores sino de los asistentes mismos. Los líderes del mundo vieron en la cumbre la oportunidad de hacer escuchar su voz, y resonar en todo el mundo. Así que gritaron lo que quisieron, y dejaron de lado la parte del cambio climático. Los medio tampoco ayudaron mucho; se atendieron a muy pocas las voces de expertos científicos. En otras palabras, en este encuentro “amistoso” entre la ciencia y la política, la política tuvo el dominio del balón 80% del tiempo y el marcador final fue, increíblemente, negativo para ambas partes.

El primer gran indicio de que sería difícil llegar a verdaderos acuerdos se dio cuando Yvo de Boer (primer oficial para el clima de la ONU) advirtió que el miércoles se habían detenido las negociaciones. El problema fue el enfrentamiento entre naciones ricas y pobres, hablando del derecho a contaminar y el dinero que debían las naciones ricas invertir en hacer la industria tercermundista más limpia. Europa salió con que “sería muy malo no llegar a acuerdos” pero no dio brazo a torcer. Sarkozy acusó a China de no monitorear sus emisiones; a lo que China respondió “estar dispuesta a cooperar, mientras no se intervenga su soberanía”. El problema es que dentro de esa soberanía consideran las emisiones. Chávez salió de la cumbre muy enojado pues no se le había dado a Venezuela el mismo papel que a los EEUU, y en sus mismas palabras “todos los países son iguales”. Evo Morales le hizo segunda y se quejó de la explotación que sus hermanos aimara y la madre tierra han recibido durante siglos de parte del hermano blanco. Cierto, pero la queja no lleva a ningún acuerdo.

Los mexicanos también tuvimos nuestra participación en esta serie de actos circenses. Marcelo presumió la ciclo-pista y la mejora en el transporte público. Habló también de varios planes a futuro y no puedo hablar mal de esto pues la ciudad ya era un caos ambiental, y por lo menos existe un plan. Pero lo que sí criticaré, es que no perdió oportunidad para decir que si sus resultados no eran tan buenos era por culpa del gobierno federal. La ropa sucia en público. También Calderón tuvo su participación, y al ver que no había acuerdos posibles, habló de los probables en la siguiente cumbre, que será en México, en Noviembre del 2010.

Para cerrar este circo a tres pistas digno de la feria del rábano, en la pista principal tuvimos al acto de payasos más grande. Obama, en su más puro estilo “que la mano izquierda no sepa lo que hace la derecha” salió a decir que: “no venía a hablar (mientras hablaba) sino a actuar (mientras no firmaba ni el acuerdo de Kioto, ni nada)”. Continuó proponiendo que se llegaran a acuerdos, sin importar lo “imperfectos” que fueran. Para rematar con toda elegancia, se reunió en privado con Wen Jiabao de China, tras una hora y sin acuerdos firmados, ambas partes calificaron la reunión de “constructiva”. ¡Los dos países que más contaminantes emiten, salen sin llegar a ningún acuerdo y califican a la reunión como “constructiva”! Me dejaron sin palabras.

Resumiendo, a los ilusos que creímos que los líderes del mundo se moverían para mejorar en conjunto el clima global, se nos dio un recordatorio al estilo Clinton: “es el dinero… estúpido” (lo que los mueve).

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